Dermatitis Atópica
La dermatitis atópica es un trastorno inflamatorio crónico que se caracteriza fundamentalmente por sequedad de piel, lo que provoca irritación, escamación, enrojecimiento y picor y suele exacerbarse periódicamente.
Lo más habitual es sentir la piel seca, rugosa, escamosa, enrojecida y con picor. Pero tampoco es raro ver cambios en la dermis en forma de ampollas que pueden supurar y llegar a formar costras. Es muy importante evitar rascarlas para no provocar heridas y prevenir el riesgo de infección.
Es frecuente en niños, pero puede manifestarse a cualquier edad.
No se ha encontrado una cura para la dermatitis atópica. Sin embargo, los tratamientos y las medidas de cuidado personal pueden aliviar la picazón y prevenir nuevos brotes.
La principal causa de esta enfermedad es la predisposición genética. Pero existen ciertos factores ambientales, como la contaminación, el estrés, la alimentación, e incluso algunas prendas de ropa, que los desencadenan y lo agravan.
Síntomas:
- Piel seca
- Eccemas
- Enrojecimiento
- Descamación
- Picor
- Piel engrosada, agrietada
Factores agravantes:
- Clima seco y frío
- Calor y sudor
- Sensibilidad al contacto de algunos tejidos
- Estrés y ansiedad
- Contaminación del ambiente en zonas industrializadas
- Uso de productos inadecuados de limpieza o hidratación
Consejos para minimizar los brotes:
- Hidrata la piel al menos dos veces al día.
- Evita el rascado.
- Elige jabones suaves, sin perfumes.
- Toma ducha más corta.
- Sécate con cuidado, evitando frotar la piel.
- Mantén una vida tranquila sin situaciones de estrés.
- Practica ejercicio regularmente.
- Identifica aquellos factores desencadenantes tales como alimentos, animales o el polvo que puedan desencadenar el brote y elimínalos.
- Lleva una dieta equilibrada evitando los productos como frutos secos o lácteos, así como los excitantes como la cafeína o la teína.
Tratamiento:
En la farmacia contamos con productos específicos para el tratamiento de la dermatitis atópica y todos los problemas relacionados con la piel, que actúan de 3 maneras para ofrecerte la mejor solución:
- Calman la inflamación y el picor con tratamientos calmantes específicos, que pueden aplicarse varias veces al día.
- Reestructuran la base cutánea con un emoliente de uso diario que contiene lípidos epidérmicos fundamentales.
- Protegen la piel y sus defensas naturales limpiando delicadamente: sin perfume, conservantes, metales u otras sustancias sensibilizantes.
Y recuerda… ¡constancia, constancia y constancia! La persistencia en el tratamiento es clave para el control de la patología, ya que nos ayudará a reducir y/o espaciar los brotes
Todos estos productos son aptos desde recién nacidos hasta ancianos, también durante el embarazo y la lactancia